sábado, 26 de enero de 2019

El ascenso del Neuroliderazgo

Las organizaciones se están transformando rápidamente para hacer frente a los nuevos retos
socioeconómicos como consecuencia de la globalización, la revolución digital, la innovación constante y los cambios demográficos. Ahora las organizaciones son mucho más “liquidas”: están más conectadas, trabajan por proyectos, las jerarquías se difuminan, la interculturalidad es un hecho, son mucho más virtuales…
Sin duda, estos cambios afectan a los paradigmas sobre la gestión de las personas: queremos empleados comprometidos pero ajustamos plantillas de forma continua, potenciamos las unidades delegadas pero necesitamos mantener unos valores comunes, reducimos la infraestructura pero buscamos la sinergia organizativa, buscamos una dirección clara pero nos adaptamos a las circunstancias, queremos generar espacios de trabajo pero ponemos el foco en las tareas centrarles, construimos a largo plazo pero buscamos los objetivos a corto plazo, necesitamos resultados lo antes posible pero trabajamos con menos recursos, fomentamos la propiedad personal de la carrera pero requerimos una adaptación total a las necesidades de los puestos, etc.
Los modelos clásicos de liderazgo se han quedado obsoletos. Ahora los managers requieren una nueva forma de ver las cosas y de actuar con unos equipos que son cada vez más complejos: los perfiles son diversos, están dispersos geográficamente, tienen valores y culturas distintas, tienen una interdependencia funcional más débil, los roles informales son más evidentes, etc.
En este entorno, -cada vez más complejo, cambiante y flexible-, la neurociencia nos aporta una nueva herramienta de potenciación de los líderes. La neurociencia nos permite conocer los mecanismos físico-cerebrales y desarrollar el entramado neuronal para, ante cualquier escenario, prever estrategias, tomar decisiones eficientes y desarrollar relaciones interpersonales saludables.
Ned Herrmann ya en 1978 nos habló de los estilos y preferencias de relación y aprendizaje de acuerdo con la teoría de dominancia cerebral. En función de la parte del cerebro que más se tenga desarrollado surgen cuatro perfiles de interacción: el comunicador, el experto, el estratega y el organizador.
Pero no será hasta principios de este siglo cuando David Rock acuñe el término de “Neuroliderazgo” para hablar de la aplicación de la neurociencia al liderazgo. Se trata de ayudar al directivo a que entienda el impacto que sus emociones y hábitos producen en los comportamientos de los demás y viceversa. Y como ello afecta a sus éxitos y fracasos. Con esta toma de conciencia se puede producir un cambio real en el líder.
David Rock nos recuerda que hemos contratado y promovido generaciones de managers con una gran capacidad de análisis pero con falta de habilidades sociales. Y esta es una de las principales causas porque muchas organizaciones fracasan.
Con el neuroliderazgo se pretende que el profesional salga de su zona intelectual cerebral y vaya a la “límbica”, conozca los fundamentos sobre su pensamiento y emociones, basados en las "reglas del cerebro" de las investigaciones en neurociencia, y desafiarles a nivel físico y emocional para que descubran el líder dentro de sí mismos."
En las organizaciones, donde la mayoría de la gente cree que los números y los hechos son la clave de la toma de decisiones, y en donde la fundamentación racional transmite legitimidad, el neuroliderazgo es una herramienta muy eficaz para inculcar un comportamiento más eficaz basado en los fundamentos científicos de la conducta humana en donde las emociones están involucradas en cualquier tipo de toma de decisiones. En definitiva, el líder adquiere un enfoque de pensamiento lateral mucho más global que le permite ser más efectivo en su pensamiento estratégico, su toma de decisiones y acciones de relación interpersonal.
El neuroliderazgo tiene el potencial de complementar el enfoque mecanicista de ingeniería existente en las organizaciones (cómo los modelos de competencias o los flujos de ventas) por un enfoque más humano que ayuda a entender cómo las personas aprenden y trabajan juntos.
Un buen programa de neuroliderazgo es aquel que busca, en primer lugar, la toma de conciencia por parte del líder de cómo afectan sus decisiones y emociones y en segundo lugar, trabaja en la puesta practica en el desempeño de sus responsabilidades. Además, de ayudar a entender las bases científicas del neurociencia y la neurofisiología aplicada al management y al liderazgo, trabaja el pensamiento estratégico, la toma de decisiones desde los diferentes sistemas cerebrales, las inteligencias múltiples, la memoria y la inteligencia emocional. También, ayuda a trabajar la plasticidad del cerebro.
Por lo tanto, el neuroliderazgo ayuda a explorar los mecanismos intelectuales y emocionales del directivo y orientarlos para que gestionen eficazmente sus organizaciones, en especial, en aspectos tan relevantes como el análisis estratégico y toma de decisiones, las relaciones interpersonales, el autoconocimiento y autogestión, así como la innovación y la creatividad. El neuroliderazgo aporta técnicas que permiten un mejor desarrollo competencial de manager y ganar en calidad directiva.
Antonio Peñalver
Socio de People First Consulting

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con el artículo sobre la importancia y beneficios que aporta el neuroliderazgo, y el hecho de que aquellos estilos que no tenían en cuenta la parte emocional están obsoletos. Está científicamente demostrado que sentimos antes que pensamos.

    En mi opinión, la clave para ser un buen líder y lograr un mayor progreso en la toma de decisiones y estrategias, es saber gestionar la inteligencia emocional y ser racionales, es decir, dominantes e influyentes puesto que sino ¿cómo pretendemos que un líder transmita sus habilidades intra e interpersonales? Estas habilidades son muy importantes para lograr un buen clima con el equipo, puesto que este genera el 30% del rendimiento de los colaboradores generando resultados excelentes.

    Además, la inteligencia emocional puede aportar muchos factores a la empresa, como en la actualidad , ayuda en la gestión del cambio al nuevo entorno y que supone un paso difícil para muchos colaboradores.

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